Por qué la mayoría de los pronósticos empresariales fallan
He revisado cientos de proyecciones financieras
durante la última década. Las optimistas normalmente se
desmoronan para el tercer mes. Las pesimistas generan
pánico innecesario. Ambos enfoques comparten el
mismo defecto—tratan la incertidumbre como un problema
a eliminar en lugar de un factor para planificar
alrededor.
Los mejores pronósticos reconocen lo que no
sabes. Incorporan múltiples escenarios
sin pretender predecir cuál ocurrirá. Un fabricante con
el que trabajé en Jaén mantiene tres versiones corriendo
simultáneamente. No porque sean indecisos, sino porque
los mercados cambian más rápido que los ciclos de
planificación anuales.
Las empresas que se están adaptando mejor ahora mismo
gastan menos energía perfeccionando predicciones y más
tiempo construyendo flexibilidad en sus
operaciones. Eso podría significar contratos de
proveedores más cortos, enfoques modulares de personal, o
mantener reservas de efectivo ligeramente más altas
de lo que recomiendan los libros de texto. Cada situación
requiere ajustes diferentes—no hay una plantilla universal
que funcione en todas partes.